Hasta que superemos esta situación que nos mantiene en casa, tan solo me queda revisar las fotos del año pasado en bucle. Una detrás de otra. Suspiro tras suspiro. Superado el disgusto de la cancelación, me mantengo optimista porque sé que esto pasará. Volverán todos esos momentos que un día protagonizamos. Estoy seguro de que antes de que nos demos cuenta podremos volver a recorrer los canales del pintoresco Mogán; aquel pueblo blanco encalado lleno de flores y colores espera en silencio a que podamos llenarlo de vida una vez más. Pronto podremos costear de nuevo el Sur de Gran Canaria a bordo de un catamarán o lanzarnos Duna abajo como hicimos aquella tarde en Maspalomas, porque en aquel momento, llenos de arena y riéndonos a carcajadas, no existía nada más. Conservo la ilusión por volver.