Y yo no solo estoy de acuerdo, sino que puedo demostrarlo. Mis dos últimos viajes a Gran Canaria me regalaron tantos momentos felices, tantos paisajes, tantos colores, sabores y emociones bonitas que durante este confinamiento los he agradecido mucho, ya que han estado muy presentes ante mis ojos y aún respiran en mi piel. Pienso en volver cuanto antes para volver a llenarme de alegría y de vida. En estos días que he pasado con mi hijo, otro gran fan de la isla, estoy pudiendo reflexionar mucho sobre las verdaderas prioridades en mi vida: las personas que quiero, y quiero cuidar y tener para siempre, las cosas que realmente necesito material y espiritualmente hablando… y he llegado a conclusiones como que no necesito tantas posesiones (ropa, bolsos, zapatos …) y sí más vida, más experiencias, más lugares que patear, disfrutar y luego guardar en mi cabeza. Viajar es vivir más. Y yo muero por volver a zambullirme en las aguas de las costas canarias, por disfrutar su gastronomía, disfrazarme en su Carnaval y pasear por sus bonitos pueblos.